sábado, 24 de diciembre de 2011




“Le despertará una ráfaga de viento. Es tan grande y ancha la cama, y están tan frías las sábanas…
“Con los ojos a medio abrir  buscará otra mano sin encontrar a nadie, como ayer, como mañana.
“La soledad es su fiel amante que conoce bien su cuerpo, sus pliegues y sus rincones.
“Escuchará el maullido de un gato castrado y viejo que duerme sobre su rodillas en las largas tarde de invierno.
“Y un espejo roto le dirá te haces mayor, ¡Como pasa el tiempo! ¡Como vuelan los años!”

Habrá quien haya reconocido los versos de Serrat. Habrá quien, llegadas estas fechas, sienta algo parecido: esa cama grande y fría, esa ausencia, esa tristeza, esa melancolía que da la soledad. Y habrá quien, como la tieta, se mire al espejo, roto o nuevo, qué más da, y se diga “te haces mayor…” al ver esos finos hilillos plateados que aparecen, a quien en las sienes, a quien, en la frente, y al ver esas otras estrías que aparecen, a unos en  los ojos, a otros alrededor de los labios y a otros más en las mejillas y encima de las cejas.
Habrá quien se enfrente a esa soledad y participe con buena voluntad de la hipocresía de la época. Sonrisas forzadas, comidas familiares que empiezan con “to er mundo e güeno” y acaban como el rosario de la aurora. Consumo obligado de paquetes con lacitos, de objetos inútiles que a veces, sólo a veces, fingen representar un amor que no se siente. A veces, pocas, sí, a veces el paquetito con el lazo es muestra de un cariño sincero. Y habrá quien se pregunte, ¿acaso no puedo manifestar mi amor con un regalo en cualquier otro momento del año?
Habrá también quien pase de todo ello. Habrá quien no se deje llevar por el consumismo, habrá tal vez quien se atreva a no poner un arbolito, a no poner un pesebre, a no organizar festines familiares. Quien tal vez ponga gambas en el plato, e inhale vapor de cogollos en lugar del gas del vino.
Y habrá por último quien se deje llevar por la soledad, quien renuncie a todo este absurdo y huya de estas fechas, que, sin embargo, tantos esperan. Habrá quien, sólo capaz de dejarse caer en la tristeza, sienta envidia y maldiga a los que son, intentan serlo, o fingen ser felices.
Y habrá además quien disfrute sinceramente de todo aquello que a otros no les parece más que hipocresía y consumismo.
A todos ellos, habrá quien les felicite. Unos recibirán estas felicitaciones con ilusión, otros las maldecirán, y otros más, simplemente las agradecerán.  Y todos, todos sin excepción, intentarán escabullirse de obligaciones para tomarse unas vacaciones.
A todos, los que se adaptan, los que se acomodan y los que huyen, a los que se sienten solos y a los que se saben acompañados, a los que se sienten abandonados y a los que se saben queridos, a los que se sienten jóvenes y a los que se saben crecidos, a todos ellos, incluso a los que, como yo, maldicen estas fiestas pero les encanta celebrarlas, y maldicen las felicitaciones pero les gusta enviarlas y recibirlas,

MUCHAS FELICIDADES Y MIS MEJORES DESEOS PARA ESTE PRÓXIMO AÑO. ¿PRÓXIMO AÑO SÓLO? NO SEAMOS TACAÑOS, MIS MEJORES DESEOS PARA EL RESTO DE VUESTRA LARGA, FELIZ Y FRUCTÍFERA VIDA.